La madera: Conseguir el material adecuado
La madera es la materia prima con la que están construidos los violines: las más utilizadas por sus cualidades mecánicas desde el punto de vista acústico y estético son la madera de abeto rojo o falso abeto (picea abies), aquel que crece a cierta altitud y clima, para la tapa y la madera de arce (acer pseudoplatanus) para el fondo, aros y mástil. A lo largo de la historia de la luthería se han utilizado (y se utilizan) infinidad de variedades y tipos de maderas pero éstas dos mencionadas ofrecen unas características mecánicas muy buenas para producir el sonido que buscamos y se caracterizan por una estética muy apreciada. En este sentido el mejor de los materiales para producir sonido será el que nos dé una mayor relación entre rigidez y ligereza. Para producir sonido interesa que la madera, al menos para la tapa, sea muy rígida y muy ligera.
La madera es un material cambiante y estructuralmente muy complejo. Sus características mecánicas y físicas varían incluso de la cara sur a la cara norte del mismo árbol. También cambian estas características según la altura a la que nos encontremos en el tronco. Este hecho hace extremadamente difícil la búsqueda de materia prima semejante para todos los violines que forman parte de la investigación. Si queremos obtener unas conclusiones objetivas tenemos que fijar el mayor número de variables a tener en cuenta y la materia prima es una de ellas: ha de ser lo más parecida posible en los 6 violines que se construirán.
La densidad volumétrica y la velocidad de propagación del sonido son las dos características principales que tendremos en cuenta. El cálculo de estos dos parámetros, a pesar de que teóricamente no revisten complejidad, ha sido otro de los retos añadidos. Se pueden utilizar diferentes métodos de medida para calcular estas dos características. El error cometido en las medidas hay que tenerlo muy en cuenta. Calcular exactamente estos parámetros es una tarea complicada ya que la temperatura y la humedad relativa ambiental, cambiantes día a día, afectan a estas medidas.
Buscamos también la regularidad de los anillos anuales, la simetría y la homogeneidad en todas las piezas con las que se construirán los seis violines.
Conseguir seis piezas para la tapa y seis para el fondo con características semejantes no es tarea fácil. Incluso utilizando cuñas contiguas de un mismo tramo de tronco los anillos anuales son cambiantes. Una cara del árbol puede estar sometida a mayores vientos, o menos luz solar, lo que hace que los anillos de esa zona y de su opuesta crezcan de forma diferente. El clima cada año también varía.
La regularidad puede ser mayor si las cuñas son contiguas en altura pero en el caso del abeto la localización de las ramas a lo largo del tronco dificulta esta opción.